sábado, 2 de noviembre de 2013

Cuando menos te lo esperas

Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor, él observaba cabizbajo, con las manitas enterradas en los bolsillos del mono vaquero, manchado de barro y cinco tallas grande. Pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos enrojecidos, deslizándose por sus mejillas y salando sus labios. Sorbía los mocos con fruición, limpiándose con las mangas de la camisa, otrora blanca.

Su madre, quien hacía rato que los miraba desde el porche, se acercó

Pedro era un chico orgulloso. Él era ya todo un hombre. Hecho y derecho. Sin embargo, aun queriéndolo, no podía parar de llorar. Quería ser duro como su padre. Pero, ¿por qué tenía que irse, justo, 'su' mejor amigo?


Dejó que su madre lo envolviese.


(Concurso microrrelatos Cadena SER, Octubre 2013)

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